Buenos días!!!
De nuevo traigo al blog la
crónica de otro taller, una nueva experiencia, otro estupendo día reconfortante
y enriquecedor.
Ayer me fui hasta Coria del Rio (muy
cerquita de Sevilla capital) a hacer un álbum desestructurado con un grupo de
ocho chicas maravillosas. Como tantas veces he escuchado decir, cada taller es
un mundo, cada experiencia aporta algo diferente y siempre (absolutamente
siempre, sin excepción) se aprende algo. Para mí el taller de ayer suponía el
reto más complicado hasta la fecha, porque el nivel y experiencia de las
asistentes era, en muchos casos, superior al mío.
Sé que a la mayor parte de mis “alumnas”
de ayer (me suena hasta presuntuoso llamarlas alumnas, cuando el alumno podría
perfectamente haber sido yo) no les enseñé nada que no supieran. Más aún,
aprendí mucho de ellas, y sobre todo volví a casa con una lección reforzada:
siempre hay que ser humilde. Ellas, como digo, sabían tanto o más que yo… pero
generaron el ambiente ideal para disfrutar de un día de taller, me hicieron
sentir sumamente cómodo, todas (como no podía ser de otro modo) terminaron su
trabajo, y tuvimos tiempo de salir a comer, hablar de scrap, de cosas
personales, arreglar un poco el mundo, hacer fotos, tomar unas cañas y reírnos
bastante.
Gracias a Bárbara, Lidia,
Beatriz, Loreto, Belén, Chari, Lourdes y Estefanía por la oportunidad que me
habéis regalado, por vuestra excelente predisposición, por vuestra simpatía (¡¡¡¡vivan
las sevillanas!!!!) y por hacer que todo saliese perfecto. Ojalá volvamos a
vernos. Un beso enooorme a todas!!!